“EL TEMPRANILLO” PASÓ DE BANDOLERO A POLICÍA GUBERNAMENTAL (LEYENDAS)

“EL TEMPRANILLO” PASÓ DE BANDOLERO A POLICÍA GUBERNAMENTAL (LEYENDAS)

Entre las muchas e interesantes leyendas andaluzas está la de José María “el Tempranillo”. Este destacado personaje nació en Jauja, término municipal de Lucena (Córdoba) un 24 de junio de 1805 (día de san Juan). Debió su apodo a que, a la temprana edad de 15 años tuvo que huir al monte porque en una reyerta de faldas, con su cuchillo mató a un rival. La razón de su huida fue que, de haber sido apresado lo habrían condenado por su asesinato a la horca o al garrote vil, sin que importase su corta edad, pues así se castigaba en esa época.

En el monte, el joven José María se unió a otros huidos con los que no tardó en formar una banda de bandoleros, junto a los que comenzó a crear la leyenda que le convirtió en un personaje famoso, temido, romántico y generoso pues, parte de lo que robaba a los ricos lo entregaba a algunos necesitados, convirtiéndose en la versión andaluza de Robín Hood.

El odio que demostraba a los señoritos ricos, la justificaba el vengativo hecho de que uno de ellos había matado a su padre cuando aquél contaba solo 30 años.
“El Tempranillo” asaltaba a personas que viajaban a caballo y, muy especialmente, a diligencias con pasajeros acomodados. Y a las damas asaltadas les arrebataba sus joyas con una galantería y un encanto desconcertantes para ellas. Hasta tal punto era así, que más de una de las perjudicadas elogió sus modales.

La fama de este osado bandolero llegó a todos los rincones de España y Europa convirtiéndose en toda una leyenda sobre la que volcaron ríos de tinta los medios de comunicación de aquella época.

Los mercenarios del rey Fernando VII, a pesar de todos los esfuerzos realizados no consiguieron apresarlo, debido a lo escurridizo que era y a que muchos campesinos, favorecidos por este bandolero y su banda les ayudaban a esconderse a pesar de las elevadas recompensas que se ofrecían por su captura.

José María “el Tempranillo” se enamoró de una joven llamada María Jerónima Francés. Su relación tuvo que afrontar continuos sobresaltos y huidas. Cuando le nació su primer hijo, las autoridades prepararon a este bandolero una emboscada en el cortijo donde tuvo lugar el parto de su mujer. María Jerónima murió al dar a luz. El afamado bandolero cargó con el cadáver de ella sobre la grupa de su caballo, metió al recién nacido en la faja de su cintura y escapó de allí a galope tendido disparando sus dos pistolas y esquivando la lluvia de disparos que le lanzaron sus enemigos.

Para aquel entonces, su banda contaba con más de medio centenar de bandoleros, habían cometido varios asesinatos y eran temidos muy especialmente por viajeros y autoridades.

Ante la imposibilidad de derrotarles, las autoridades acordaron con el temible bandolero pagar un portazgo (Derechos que se pagaba por pasar por un sitio determinado de un camino) para que las diligencias que iban de Sevilla a Madrid pudieran cruzar los caminos de Sierra Morena, zona que dominaban los bandoleros, sin ser asaltadas.

Esto dio motivo a un dicho muy celebrado en aquellos tiempos: Fernando VII es el rey de España, pero “el Tempranillo” lo es del reino de Sierra Morena.

En 1833, el rey de España creyó haber encontrado una buena solución para aquel gran conflicto considerado interminable. La solución consistió en conceder el indulto a José María “el Tempranillo” y nombrarle jefe comandante de un nuevo escuadrón de migueletes (los migueletes eran una milicia de soldados que había formado el rey para combatir a los bandoleros que se escondían y cometían todo tipo de delitos en las laberínticas sierras andaluzas).

Aquellos de sus hombres que no quisieron unirse al ahora nuevo representante de la ley y pasar de asaltantes de caminos a policías, se enfrentaron a él.

Uno de sus antiguos hombres, llamado José María “el Barberillo” se enfrentó a su antiguo jefe y lo mató de un disparo a bocajarro.

José María “el Tempranillo” contaba 28 años cuando murió.

Su tumba, bonita y en excelente estado de conservación, pues es toda una atracción turística, puede ser visitada por quienes sientan curiosidad, en una estancia del patio interior de la iglesia de la Inmaculada Concepción de la población de Alameda, municipio de la provincia de Málaga.

(Copyright Andrés Fornells)

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